El costumbrismo
Historia y origen
Afirmado como género menor
en la literatura española e inglesa decimonónica, a lo largo de la historia de la
literatura pueden apreciarse diversos precedentes en el tratamiento de temas
tradicionales. Su importancia en el contexto del siglo xix se
ha querido explicar como reacción de la burguesía, tras el estallido romántico o incluso dentro de él, ante la
posible pérdida de las tradiciones y folclore "arrollados por la Revolución Industrial".
Sin embargo fue el progreso generado por esa revolución el que catapultaría al
género costumbrista, como explica uno de sus más lúcidos representantes:
No hubiera, pues, llegado nunca
el género a entronizarse sino ayudado del gran movimiento literario que la
perfección de las artes traía consigo: tales producciones no hubieran tenido
oportunidad ni verdad, no contando con el auxilio de la rapidez de la
publicación. Los periódicos fueron, pues, los que dieron la mano a los
escritores de estos ligeros cuadros de costumbres, cuyo mérito principal debía
de consistir en la gracia del estilo.
Larra sitúa el origen de la moderna
literatura de costumbres en Inglaterra, a partir de El Espectador,
de Addison.
·
Otra punta de lanza del costumbrismo literario fue la nueva posibilidad
de viajar, pasión romántica que generó el modelo literario descriptivo de
los libros de viajes, más preocupado muchas veces
por lo pintoresco y lo tópico,
por la simple impresión o emoción, que por el análisis crítico o el
estudio etnográfico.
Los cuadros de
costumbres
Los cuadros de costumbres, llamados
también artículos de costumbres son bocetos cortos en los que se pintan
costumbres, usos, hábitos, tipos característicos o representativos de la
sociedad, paisaje, diversiones y hasta animales, unas veces con el ánimo de
divertir (cuadros amenos) y otras con marcada intención de crítica social y de
indicar reformas con dimensión moralizadora. Con el antecedente en el siglo
XVII de Juan de Zabaleta, en el siglo XIX destaca el
cuadro de costumbres transido de queja de Mariano José de Larra, el más sosegado de Ramón Mesonero Romanos y el lírico
de Serafín Estébanez Calderón. Se escribieron
grandes compilaciones colectivas de estas piezas que describían tipos y
profesiones populares, como Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844),
recopilación que contiene noventa y ocho artículos de cincuenta y un autores.
Su éxito dio lugar a colecciones parecidas:
·
El álbum del bello sexo o las mujeres pintadas por
sí mismas (1843)
·
Los cubanos pintados por sí mismos (1852)
·
Los mexicanos pintados por sí mismos (1854)
·
Los valencianos pintados por sí mismos (1859)
·
Las mujeres españolas, portuguesas y americanas (1872, 1873,
1876), etc.
·
Los españoles de hogaño (1872)
·
El álbum de Galicia. Tipos, costumbres y leyendas (1897).
La novela
costumbrista
Algunos estudios aceptan como novelas
costumbristas en el periodo decimonónico español: Sotileza,
Peñas arriba de José María de Pereda, La gaviota de Fernán Caballero, la Pepita Jiménez de Juan Valera, La
hermana San Sulpicio de Armando Palacio Valdés, y determinados pasajes
en la obra de Benito Pérez Galdós. Y ya en el siglo xx, ejemplos como La casa de la
Troya o Currito de la Cruz de Alejandro Pérez Lugín y el conjunto de la obra
de Pedro de Répide, entre otros.
La comedia
costumbrista
Artículo principal: Comedia de costumbres
La comedia de costumbres aparece en
el siglo xix español de
la mano de autores románticos como Manuel Eduardo de Gorostiza (Contigo,
pan y cebolla) y Manuel Bretón de los Herreros (A
la vejez, viruelas (1824), A Madrid me vuelvo (1828), El
pelo de la dehesa (1837) o Muérete ¡y verás! (1840).
La fórmula prosperó y se popularizó a principios del siglo xx en la obra de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero y
los sainetes de Carlos Arniches (Del Madrid castizo).
Costumbrismo en la
literatura inglesa
En Inglaterra fueron
escritores costumbristas Richard Steele (1672-1729),
que publicó su revista costumbrista The Tatler, y Joseph Addison (1672-1719),
quien en unión del anterior fundó The Spectator;
ambos han sido considerados los inventores de lo que ellos mismos
llamaron Essay or sketch of manners.
Costumbrismo
literario en Francia
La literatura francesa, tras las
traducciones de Pierre de Marivaux (1688-1763) y los
ensayos de Louis Sébastien Mercier (1740-1814),
tiene como un representante del género costumbrista al abate Étienne de Jouy(1764 - 1846), cuya obra, que
influyó notablemente la del costumbrista español Mariano José de Larra, apareció en la Gazette
de France entre los años 1811 y 1817. Así mismo está Paul-Louis Courier (1772-1825), menos
conocido entre los españoles pero tan importante como Jouy.
Costumbrismo
literario en España
Una de las características del arte
español, especialmente en su literatura, es su tendencia al Realismo, que
empieza a perfilarse ya incluso en el primer texto escrito conservado de su
literatura narrativa, el Cantar de Mio
Cid, y se prolonga a través del elemento popular que impregna
el Libro de Buen Amor, La Celestina,
el Lazarillo o
el mismo Don Quijote.
Como uno de los elementos que
constituyen este complejo rasgo, el costumbrismo empieza a desarrollarse en
España sobre todo en el siglo XVII a causa de las directrices popularizantes
que vienen desde el Concilio de Trento y la Contrarreforma y
el cierre de fronteras culturales decretado por Felipe II.
Vemos así a pintores como Caravaggio tomar
como modelos a personas y ambientes populares nada presuntuosos que permiten al
pueblo identificarse con un tipo de religiosidad más cercana. Vemos tipos
populares en cuadros de Diego Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo, y el
costumbrismo se convierte en uno de los elementos que forman géneros literarios
satíricos como la novela picaresca y cómicos como el entremés;
se considera, por lo general, que son Juan de Zabaleta, Francisco Santos, Antonio Liñán y Verdugo y Bautista Remiro de Navarra los
primeros escritores barrocos costumbristas que se especializaron en este tipo
de temas.
fuente de investigacion:https://es.wikipedia.org/wiki/Costumbrismo
valeria gereda villamizar
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